Firman Acuerdo Voluntario de Gestión de Cuencas con la coordinación de Fundación Nahuelbuta

El 29 de enero del 2018, en la ciudad de los Confines, comuna de Angol en la Araucanía, se firma el Primer Acuerdo de Gestión Voluntario de Cuencas para proteger la salud pública, la biodiversidad de los ecosistemas que le dan vida y  que son el  único e irreemplazable sostén de  los espacios de vida, cultura, producción, belleza, tradición y espiritualidad. 

La firma es el hito fundacional para la creación de la primera autoridad de cuenca en la Araucanía.  Desde el año 90 el país sigue esperando tener una autoridad de cuenca que permita un ordenamiento adecuado del uso del territorio y la protección de los ecosistemas claves que son la única garantía biofísica de que habrá agua en el territorio.

Es así que, luego de nueve meses de diálogos, se ha logrado un acuerdo base para construir un Acuerdo Voluntario de Gestión de Cuencas con compromisos claros, quizás básicos, pero concretos y verificables en uno, dos o tres años. Cada institución de la sociedad civil, el Municipio, las empresas forestales e incluso la empresa de energía que intervino el río Picoiquén el año 2015, han comprometido aportes que hagan de este Acuerdo Voluntario un proceso real y escalable.

Bernardo Reyes, presidente de la Funación Nahuelbuta, institución que planteo y coordinó la firma, se planteó la candidatura de esta cuenca con el Comité Ambiental de Angol el año 2017. Bernardo ve en este proceso algo inusual y un gran desafío: «No solo hemos logramos un acuerdo base, ahora comienza el desafío de integrar la complejidad en la gestión de cuencas y sus ecosistemas de modo que podamos  avanzar en la protección y restauración efectiva y participativa de la Cuenca del Picoiquen» .

Por su parte, Juan Hernández, presidente del Comité Ambiental de Angol, afirmó que «la firma de este acuerdo es  hito histórico para la ciudadanía de Angol que ha estado negociando a la par y frente a las grandes empresas nacionales e internacionales que han intervenido la cuenca del Picoiquén. La invitación es que la ciudadanía siga sumándose a este proceso de negociación que es una instancia única y efectiva para pasar de la crítica a la acción cooperativa concreta».

Las tremendas oposiciones al ordenamiento territorial y a las reformas al Código de Agua no han permitido que el Estado asuma un mandato efectivo para proteger las cuencas de los graves impactos que generan las actividades extractivistas, ya sea de la minería, la producción de monocultivos agrícolas o forestales o más recientemente de los incendios y la secuela de la erosión.

La firma del acuerdo plantea una hoja de ruta clara para la conservación y es acompañada por la metodología y facilitación que aportó la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático.

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