Foro sobre declaratoria de Santuario de la Naturaleza a Caramávida reunió a los diversos actores del territorio

Tanto las empresas forestales con presencia en la Cordillera de Nahuelbuta como los municipios, instituciones del Estado y las organizaciones ambientales, sociales y comunitarias del territorio se dieron cita, este martes 23, de enero para discutir sobre el futuro del status de protección de la Quebrada de Caramávida durante el foro titulado «Caramávida ¿Santuario de la Naturaleza?».

La actividad fue organizada en el Valle de Caramávida, comuna de Los Álamos, en el marco del Bien Público de Corfo “Diseño Participativo de Zonas de Amortiguación de Áreas de Alto Valor para la Conservación de Caramávida e Isla Mocha: Bases para el Desarrollo de Corredores Turismo Experiencial de Naturaleza y Cultura”, que ya va en su segundo año de ejecución.

De esta manera, durante el saludo inicial, Pedro Cabezas, director subrogante de Corfo, destacó la importancia del turismo en la protección de este importante espacio natural, afirmando que «nuestra institución seguirá apoyando la industria con fuerza en el turismo de experiencia y enfocado a la conservación del patrimonio». «Hay que continuar con esta instancia y lograr que salga fuera para que haya que el turista extranjero sepa que existe», agregó Cabezas instando a avanzar en la internacionalización de los productos de la provincia.

Por su parte, Bernardo Reyes, presidente de Fundación Nahuelbuta, co ejecutor del proyecto junto a la Universidad de Concepción, destacó la presencia de las instituciones que trabajan en el proyecto, en función a la historia ya recorrida sobre los acuerdos para la Cordillera Nahuelbuta como las «empresas dueñas de la mayor parte del territorio, Corfo, las organizaciones locales vivas de Caramavida y los actores locales».

Dando paso al primer panel, sobre la declaratoria en sí misma, Silvia Concha, parte de la Agrupación Ecológica Altué, también colaboradora del proyecto, hablo sobre su experiencia en conservación en la cordillera «gracias a la inquietud de 22 niños que ella dirigía como profesora, preocupados de la desaparición del bosque, formando un fuerte trabajo de educación ambiental en la cordillera durante los 90s».

Así destacó a la Quebrada de Caramavida como un importante reducto de conservación de la vida, sobre los servicios ecosistemicos, la variedad de especies vegetales y animales a proteger, «sobre todo las que no vemos y no conocemos, por lo tanto habría que proteger todo», afirmó Silvia.

También presentó Fabiola Lara, directora del proyecto Global Environment Facility, GEF, en inglés,  el cual busca la protección del Zorro de Darwin, bajando eventualmente su nivel de protección al aumentar la cantidad de la especie en la Cordillera de Nahuelbuta, para lo cual conversó sobre la importancia de esta reserva de la biosfera, la conformación de zonas núcleo, como lo es la Quebrada de Caramavida, por lo cual instó a sus propietarios y a la comunidad a tomar responsabilidades.

Además, hablo de la misión de conectar las zonas núcleo que se encuentran parceladas por los modelos productivos forestales. Para que también exista comunicación entre las especies y así lograr camino a su conservación.

En representación de Forestal Arauco, Andrés Fernández y Boris Fica, dieron ciertos elementos sobre los avances en materia medio ambiental aplicadas por la empresa.

Fernández enfatizó en las nuevas herramientas gerenciales para la comunidad y que desde las certificaciones les imponen para cumplir con la normativa. Señaló los cambios que han desarrollado en el proceso, cambiando las formas de aplicaciones de productos químicos en las faenas y sobre las líneas de trabajo en Nahuelbuta sobre la restauración de la quebrada.

Por su parte Boris, quien el biólogo encargado de las zonas de restauración, habló del recambio de algunas sus zonas productivas, monocultivo de pino y eucalipto, un total de 20 mil hectáreas en la cual están la mayor parte de especies. Recalcó la importancia de modificar el dónde hacer cada actividad, tanto para el turismo como para la recolección y la producción.

También participó Mauricio Pedraza, funcionario de Conaf, quien fue enfático sobre la responsabilidades humanas en el «pisoteo del bosque nativo, en una primera instancia por la colonización de la cordillera y luego con la ley 701 sobre Fomento forestal».

Conversó sobre los puntos calientes de biodiversidad como Caramavida, de «que seamos partes de estos puntos no es motivo de orgullo, sino de preocupación, porque son territorios que pese a su endemismo han sido alterados». Por lo que hizo presente la urgencia de legislar en los vacíos que las leyes no toman en cuanto a las demandas de conservación y restauración.

Por último, Patricio Herranz, de Forestal Mininco, destacó ser dueña de 250 hectáreas dedicadas a la conservación manejadas al límite del Monumento Nacional Contulmo y 800 del Parque Nahuelbuta para «validar los modelos de sostenibilidad de nuestro negocio», presentándose como «vecinos de ese lugar».

Así se dio paso a una ronda de preguntas desde los asistentes, las cuales se enfocaron en el daño de las empresas forestales sobre las quebradas, nacientes y cursos de agua, lo cual genera dudas «de sus intenciones de que Arauco lleve el estado de protección a Santuario», tal como señaló Jonathan Peña, de la Agrupación Brazos de Nahuelbuta, señalando de que esta empresa es propietaria del Área de Alto Valor para la Conservación que se propone cambiar a Santuario de la Naturaleza.

En la misma línea, Nelson Cuevas, guía ecoturismo Curanilahue, cuestionó los avances de la aplicación de químicos en las faenas forestales «¿a qué le llama químicos verdes o productos verdes? ¿habrá alguna forma de dejar de aplicar estos productos en los predios forestales?».

Por otra parte Albina, presidenta de la organización Hormiguitas Recolectoras, dedicada a la recolección de productos no madereros preguntó sobre cómo agilizar las acciones de protección en el río Pilpilco y los lugares desde donde sacan el changle y el digüeñe. Línea que apoyó con su pregunta Sandra García, de la Cooperativa de Turismo de Caramávida, quién también exigió el retiro de los pinos y eucaliptos de las orillas de los ríos del valle.

En la ronda de respuestas la directora del GEF habló sobre las gestiones impulsadas por su parte para propiciar llevar la propuesta de Santuario de la Naturaleza a nivel de gerencia de las empresas, vaticinado posibles avances para mayo de este año.

Los representantes de Arauco, respondieron que sobre el uso de productos químicos en que estos tienen un nivel de toxicidad «más bajo incluso que la azúcar y el café». Bajando las dosis que se aplican actualmente 2 a 3 veces por 23 años en las áreas productivas, comparándola de esta manera con la agroindustria cuyas aplicaciones sobrepasan las 4 veces anuales. Bajando la cantidad cada vez más por los procesos de certificación que no permiten utilizar raticidas y aracnicidas.

En contrapartida, los asistentes indicaron la imperecibilidad del Glifosfato, principal compuesto de los herbicidas utilizados y sus consecuencias a las comunidades y el medio ambiente, a lo cual no hubo respuesta por lo que solo se indicó la responsabilidad del resto de las industrias en su utilización.

Sobre la demora sobre las peticiones de retiro de especies productivas en Caramavida en las fuentes y afluentes de agua las empresas forestales presentes afirmaron que esperarían el tiempo de cosecha para cada caso para instalar el ancho de protección.

Luego se dio paso a un segundo panel, el cual trató el tema de la gobernanza local.

En este contexto, Viviana Mora, de Fundación Nahuelbuta y habitante del territorio, dio lectura a los Acuerdos de Gobernanza suscritos por los participantes del Diploma «Turismo y conservación desde la mirada de la asociatividad en Caramávida e Isla Mocha”, realizado también en el marco del mismo Bien Público.

En base a este trabajo se discutió la necesidad de ampliar los sectores y del trabajo de recolección en cuanto a su estacionalidad y la protección. Destacando el rol de las agrupaciones como las de Albina que trabajan la recolección con el conocimiento de extracción de los productos sin destruir. A esta línea de la discusión el representante de CMPC-Minico planteó el trabajar la recolección furtiva.

También se planteó la necesidad de tener conversaciones con la Municipalidad para gestar ordenanzas para lograr protección de la cordillera y potenciar el Valle de Caramavida. Y de cómo se podría controla la densidad de gente que ingresa a las zonas de protección.

Por su parte los representantes Arauco sumaron a las amenazas de acceso, el manejo de otros productos como la basura, los animales de ganadería y mascotas.

En respuesta a estas inquietudes Viviana aseguró que «la figura de Santuario ayudaría a la incapacidad de los dueños a conservar el territorio debido a la extensión de este mismo, incluyendo a la comunidad y al Estado». A lo que Edgardo Flores, de la organización Nahuelbuta Natural, quién también se encontraba en el panel, respondió que dicha figura debiera ser una consecuencia de acciones realizadas para conservar y solucionar las problemáticas, sumado a esto la importancia de tener herramientas para la gestión local.

Así Francisco Ojeda, empresario de turismo de Curanilahue, hizo hincapié en controlar la carga desde los mismos actores que trabajan en la Cordillera. En abundar en proyectos educativos y de difusión de respeto, en generar estudios de carga. A lo que César Aburto, también de Curanilahue, sumó la importancia de poner el foco en la protección de las aguas, lo importante de generar acciones concretas a corto plazo y a identificar la responsabilidad de las empresas y particulares: de que los funcionarios forestales y comunidades deben resguardar por sus medios las formas de extracción y usos de los recursos se la cordillera.

A modo de cierre, Sandra García entregó los Acuerdos de Gobernanza al representante de Corfo y las empresas forestales para su conocimiento. Y luego Bernardo Reyes, instó a continuar este trabajo con acciones coordinadas y colectivas en educación ambiental y regulación. Colocando los énfasis en socializar un plan para Caramávida, la amenaza que significa la extracción de áridos en los ríos Trongol y Caramávida y en la protección de la araucaria durante esta temporada de cosecha del piñón, para lo cual se comenzaron a trabajar algunas acciones para este verano.

 

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